El 43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona estrena este año patrocinador para buena parte de sus conciertos, Pianos Puig, distribuidor de la que para muchos es, sin duda, la marca de referencia de pianos, Fazioli (o, en palabras de uno de los músicos que tocarán en Barcelona, «el Bentley de los pianos»). Jordi Soley, cliente asiduo del festival y fino degustador de pianos, nos explica en este texto la suma importancia de contar en el festival no sólo con los pianos Fazioli, sino con su creador, Paolo Fazioli, que viaja expresamente a Barcelona el próximo miércoles, 19 de octubre para contarnos en persona su aventura al frente de esta empresa. La cita, con entrada libre pero limitada, es a las 19.30h. en Pianos Puig (Progrés, 42. Para reservas: 93 285 04 09), y cuenta asimismo con la participación de uno de los grandes pianistas de nuestra escena, Ignasi Terraza.
Paolo Fazioli, sentado ante uno de sus pianos en Pianos Puig.
Por Jordi Soley
En un concierto o en la audición de un disco, hay un elemento que a veces nos queda muy presente por dos posibles motivos. Por su calidad y relieve (pocas veces) o por sus irregularidades y carencias (bastantes más). El piano es un ser vivo compuesto de metales y maderas. Hay que convivir con él y dialogar a través de diferentes niveles. Hacerle susurrar, hablar, cantar, y hasta gritar.
Los pianos, como tantas cosas (llamadas productos), han sido objeto también de la presión del branding. Las tres o cuatro marcas mas valoradas están presentes de forma aparentemente cohesionada; sin embargo, cuando comparamos pianos de una de estas primeras marcas entre sí, vemos diferencias tanto porque no siempre resultan idénticos una vez salidos de la fábrica como por fallos en el mantenimiento y atención técnica.
Forman parte de la historia grabaciones de grandes pianistas hechas con pianos desafinados. Red Garland, Oscar Peterson, Bill Evans y tantos otros han sido víctimas de esta falta de atención por parte de los productores. En cuanto a las actuaciones en directo, todos podemos recordar múltiples decepciones en conciertos con pianos desafinados, chillones, mal regulados o incluso todo a la vez…
Pero este 43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona va a contar con un invitado especial, un piano Fazioli 278, que nos acompañará en varios conciertos.
A iniciativa del festival y de Pianos Puig –distribuidor de Fazioli en nuestro país–, el artífice de estos grandes instrumentos, Paolo Fazioli, nos ofrecerá una presentación de su magnífico piano. Desde que hace 35 años se inició la producción de estos pianos ha quedado demostrado que Fazioli no es del todo homologable a las otras marcas de prestigio. Fazioli entró en el reducido sector de instrumentos de concierto no con el propósito de imitar lo existente, empeño en el que sistemáticamente otros fabricantes se estrellan, sino de enriquecerlo con un nuevo sello de personalidad. El razonable recelo que puede generar al intérprete la ejecución sobre un piano que no pertence al grupo de instrumentos consagrados por la tradición se disipa inmediatamente en cuanto arranca las primeras notas de un Fazioli, ya que de pronto el instrumento se convierte en su fiel aliado en lugar de un contrincante.
Fazioli es una nueva propuesta de sonoridad con unos recursos tímbricos y de potencia amplísimos que permiten al intérprete llegar cómoda e intuitivamente al resultado apetecido. Llama la atención, sobre todo, la claridad del sonido en todos los registros. La proyección del sonido es casi orquestal, rico y con una gama tímbrica única. El carácter, musicalidad y fraseo que pretendemos nos lo otorga al momento. Es un instrumento coherente. Sus partes forman un todo. Es cómodo, ligero y eficaz, y nos da una respuesta rápida. El mundo de la música tiene mucha suerte de tener a Fazioli en el mercado.
Y Fazioli, que hace años que colabora con el Festival de Jazz de Umbria, se introduce en nuestro festival con la voluntad de estar a la altura de los numerosos pianistas que nos visitan.
No deja de ser curioso que el piano, que fue un invento italiano del año 1711 (Bartolomeo Cristofori), vuelva de nuevo a ser noticia exactamente 300 años después de la mano de otro italiano: Paolo Fazioli. Tanto los grandes intérpretes como el público en general debemos alegrarnos de que la evolución del piano siga viva y de poder contar con esta excelente alternativa de calidad en las salas de concierto.