"The Fazioli is the only instrument that any serious pianist should ever want to play". Larry Willis.
Por Jordi Soley
El miércoles 19 de octubre, como acto previo a la inauguración del 43 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, tuvimos con nosotros al señor Paolo Fazioli. La idea de hacer una presentación de sus pianos en nuestra ciudad, en la sede de Pianos Puig (su distribuidor), resultó extremamente agradable e instructiva. Una vez llegado a nuestra ciudad, y después de haber despachado con algunos periodistas de prensa y radio, Fazioli –junto con su representante y distribuidor, Josep Puig, el director artístico del festival, Joan Anton Cararach, y la colaboración al piano de Ignasi Terraza– inició una improvisada y densa sesión donde se intercalaron explicaciones técnicas, preguntas del público e interpretaciones de Terraza, que tocaba por primera vez el piano Fazioli 278 que durante el festival veremos en varias ocasiones en los escenarios (empezando, por cierto, esta noche). Por cierto, muy pocos pianistas de jazz en el público y, en cambio, bastantes de clásica…
Joan Anton Cararach, Ignasi Terraza y Paolo Fazioli, el pasado miércoles en Pianos Puig.
Tal como citó Cararach, podríamos pensar que estábamos esa tarde viviendo una situación como si 100 años atrás nos hubiera visitado el señor Steinway o hace 300 el señor Stradivari. Paolo Fazioli reúne una particular combinación de dos perfiles pocas veces compenetrados. Uno, el técnico (él es ingeniero mecánico, tal como se denomina en Italia) y el otro, el aspecto artístico, ya que él es pianista y posee una base musical con gran sensibilidad. Todos los presente aprendimos muchas cosas referentes al mundo de los pianos. Son seres vivos, básicamente de maderas y metales. No todos son idénticos, tal como sucede con los hermanos. De igual origen pero diferente carácter. Todos los cerca de 120 pianos que salen de su factoría son supervisados por Fazioli en persona antes de abandonar su origen (algunos, incluso, son descartados). Tuvimos la opinión de varios pianistas que pudieron tocar el instrumento. Terraza dijo que a base de tiempo se van descubriendo matices y posibilidades que estos pianos ofrecen al intérprete. Una gran jornada, en definitiva, y la esperanza de que el piano como instrumento merezca la atención que hasta ahora pocas veces se le ha dado en muchas salas y festivales de nuestro país.
¡Gracias, Paolo Fazioli!
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