Chucho y su fan número 1, el no menos grande Kenny Garrett.
Why do Cuban jazz musicians stride the globe like giants?
Why do they inspire awe not only from audiences, but from colleagues, as well?
Cuban pianist Chucho Valdés answered these questions in gales of sound Sunday night at Symphony Center, where a huge crowd may have exhausted its knee joints standing up for repeated ovations.
No son banales las preguntas de Reich. Y buena prueba de ello fue el respeto y la admiración con que se trató a Chucho y sus músicos en Jazz at Lincoln Center. Empezando por Wynton Marsalis, que el sábado apareció en escena para hacerle entrega a Chucho de su Grammy por el disco Juntos para siempre, el maravilloso dúo que grabó con su padre y que fue presentado el 23 de octubre del 2008 en el 40 Voll-Damm Festival Internacional de Barcelona.
Wynton Marsalis, en el escenario, en el acto de entrega del Grammy a Chucho.
Marsalis (que esa misma noche tocaba en el Rose Theater del mismo Lincoln Center) quiso de este modo agradecer a Chucho su monumental aportación a la historia del jazz y el trato dispensado a él y a sus músicos durante su reciente y bien especial visita a La Habana. Al final del segundo set, Wynton incluso salió al escenario para regalar un emocionante dúo con Chucho, Embraceable You. Una balada que dice mucho de las relaciones musicales y afectivas entre Cuba y Estados Unidos.
Chucho, en el camerino con su Grammy por Juntos para siempre.
Tras los agradecimientos, Chucho inició su primer concierto del sábado, de nuevo apoteósico. La conjunción del cuarteto de Chucho con los tres integrantes que completan los Afro-Cuban Messengers es simplemente magistral, fuera de este mundo. Los metales, además, estrenaban instrumentos. Carlos Miyares un saxofón comprado en París y que tuvo que ser reparado en Nueva York tras un accidente en la ruta. Y Reynaldo Melián, Molote, una trompeta que él creía que iba a comprar y que terminó siendo un regalo personal de Wynton Marsalis. «Me mandaron un coche con una persona para que me acompañara a Nueva Jersey a comprar la trompeta», explica Molote. «Cuando la tuve escogida, la persona que me acompañaba me la quitó de las manos y me dijo que la trompeta era un regalo personal de Wynton, que las instrucciones que él había dado eran ésas»
Molote y su trompeta, regalo personal de Wynton Marsalis.
Todavía quedan días para que se termine la gira en Estados Unidos, y muchas emociones. Pero Jazz at Lincoln Center fue, para Chucho y sus Afro-Cuban Messengers, algo distinto.
Tras su aventura por Estados Unidos, Chucho y los Afro-Cuban Messengers empezarán su gira europea en el festival de jazz de Barcelona, con una cena previa al concierto en Jardinets de Gràcia, el 11 de noviembre (23.30 horas), a la que también está invitado Kenny Garrett, que curiosamente ese mismo día toca en la sala 2 del Auditori. Apenas una semana después, Chucho regresa a Barcelona ya para su concierto en el Palau de la Música (17 de noviembre. 21.30 horas), que a su vez será precedido por un blindfold test con Dan Ouellette en Monvínic (17 de noviembre. 18.00 horas). Por primera vez en la historia de la veterana revista, el blindfold test (escuchar música sin saber de quién es) tendrá un correlato enológico, un winefold test con cuatro vinos escogidos por los prestigiosos sumilleres de Monvínic de acuerdo con la música seleccionada por Ouellette.
Chucho está, sin duda, en plena forma, y el festival de Barcelona va a celebrar con él su pletórico momento, representado en su nuevo disco, Chucho's Steps. Una oportunidad única para festejar y conocer al que, como siempre ha sostenido Bebo Valdés, «es el mejor pianista del mundo». Las caras de Wynton Marsalis y de los miembros de su orquesta (que se apiñaron al lado del escenario para ver todo lo que les dejó su concierto del segundo set de Chucho) y la de Kenny Garrett (que todavía hubiera repetido si Chucho hubiera seguido tocando en Nueva York) así lo atestiguan.
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