Ariel Brínguez suma su opinión sobre qué significó para él en particular Irakere, y qué considera que fue para la música en general. Brínguez, al saxo tenor, es uno de los metales invitados para sumarse a Chucho Valdés y los Afro-Cuban Messengers al concierto Irakere 40! el próximo martes 4 de noviembre en el Auditori de Barcelona (toda la información aquí).
Por Ariel Brínguez
Irakere fue una banda emblemática, sin lugar a dudas. Muchos de mis colegas músicos en Cuba estudiamos en la escuela con la añoranza de algún día tocar con Irakere, tocar esas obras maestras que hizo Chucho Valdés; más que un anhelo se convierte en parte de ti. En un primer momento está el rigor de la cuestión técnica, porque son obras virtuosas. Los músicos que pasaron por las filas de Irakere han sido históricamente de los mejores de Cuba, que es una cantera de grandes músicos y donde la música tiene una gran connotación: la música significa mucho para el cubano.
Es un gran placer tocar al lado de Chucho Valdés, una leyenda viva; nosotros crecimos escuchándolo, admirando su obra. Al mismo tiempo es un reto interpretar esas obras que han sido tocadas por grandes saxofonistas. Irakere no sólo es la cuestión del rigor, de la inteligencia que tiene como proyecto, sino que también llevó al cubano más común, al del barrio, a quien tiene otros intereses como bailar y pasarla bien, a otras expectativas con Bacalao con pan, con Xiomara… Eso tiene doble mérito: poder conectar al mismo tiempo con un público más exigente desde el punto de vista intelectual y con la gente que busca la fiesta; O sea, que hay varios mundos dentro del mismo. Les esperamos, a todos, en Barcelona.
(Transcripción: Carlos Ruffo)
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