21 de novembre, 2014

Lo que se hereda no se roba

Mañana el Palau de la Música acogerá a las 19.00h un concierto muy especial, puesto que es el estreno mundial en Barcelona (tras un pase previo esta noche en el Teatre de La Faràndula de Sabadell) del concierto para gaita y orquesta (también conocido como Concierto para Pato y orquesta y A Galician Voyage) de Emilio Solla. Pianista y compositor argentino muy relacionado con Barcelona, donde vivió casi una década, Solla explica en este texto cómo es la obra que escucharemos mañana, junto con la suite sinfónica de West Side Story de Leonard Bersntein y el maravilloso Danzón número 2 de Arturo Márquez.


Por Emilio Solla

Me sentí muy honrado cuando Cristina Pato me encomendó la composición de un concierto para gaita y orquesta. Había tenido ocasión de trabajar intensamente con ella en la preparación y realización de Migrations, su último CD, como arreglador y coproductor, y quedé deslumbrado entonces no solo por su virtuosismo en la gaita gallega, sino porque conocí también a una tremenda pianista y una cantaora de muñeiras con una presencia escénica arrolladora. Me dije entonces, ¿por qué no escribir una obra a medida para ella, donde se aprecie la unicidad de Cristina como artista? De acá surgió el Concierto para Pato y Orquesta, un nombre tan desafiante en la cultura del mundo sinfónico como lo es la obra en sí: una solista que se expresa a sus anchas en dos instrumentos sumamente distintos, el piano y la gaita, ¡y que además canta y toca la pandereta! Un viaje musical y geográfico que empieza en la Galicia de Rosalía de Castro y termina en un Buenos Aires desordenado, convulso, joven. El viaje de tantos gallegos y de tantos inmigrantes de la Europa toda.

Me sorprendió sin embargo la naturalidad con que, casi de un trazo, descubrí la melodía que viste el primer poema de Rosalía de Castro…, y la respuesta apareció un tiempo después, trabajando ya en el tercer movimiento. Estaba en la cocina de mi casa de Brooklyn tarareando esa melodía y de pronto, ocurrió. La cocina de Brooklyn fue la cocina del caserón de mis abuelos en Palermo, Buenos Aires. Caminé hacia la sala opacada por las cortinas de terciopelo de un rojo muy oscuro y con flecos dorados que abanicaban el comedor. Y ahí estaba mi tía Olga, la solterona, hija del abuelo Miguel Solla, oriundo de Romay, Pontevedra, Galicia, padre de mi padre Julio Solla, nacido en Buenos Aires. Y mi tía Olga canturreaba, como cada tarde, «Dónde vas con mantón de Manilaaaaa”… Y recordé también a la abuela Mamama, la andaluza, con su pelo tan blanco, siempre en silencio, siempre sonriendo.

Fue todo cosa de segundos, la emoción me atravesó, y entonces entendí aquello que se dice por ahí: lo que se hereda no se roba. La vida es realmente imprevisible; tuvo que ser una artista gallega, con quien me encuentro en Nueva York, la que me recordó quién soy y de dónde vengo. Muy fuerte. Y mucho más que el estreno mundial de esta obra sea en Barcelona, on he viscut deu anys; una ciutat i una gent que m’han donat tant i on m'he sentit sempre com a casa, i a la qual tornaré, sens dubte.

1 comentari:

Marta Haydée ha dit...

¡¡¡¡Maravilloso Emilio !!!!!